Cuando se trata del comportamiento canino y los problemas durante el adiestramiento, lo más normal es tirar de la correa
Quizás crea que los tirones serían un asunto que los propietarios podrían tratar fácilmente y que no sería necesario acudir a un etólogo. Eso es así hasta que usted, como propietario de un perro, intenta evitar que el animal vaya a donde él quiera a toda velocidad. El animal casi hará que se le desencaje el brazo y se ahorcará casi hasta que los ojos se le salgan de las órbitas.De hecho, hace tiempo, no todos los etólogos ni los adiestradores podían ofrecer gran cosa a modo de solución para solventar este problema práctico y estresante y, como resultado, muchos perros seguían estrangulándose mientras paseaban por el parque.
Como consecuencia, paseaban menos de lo necesario, ya que para sus propietarios era un suplicio sacarles a pasear. Otros perros fueron tratados con crueldad mediante la confrontación y el abuso por algunos autoproclamados "adiestradores". Seguramente se trata de un testimonio de la incompetencia del hombre que se usen (y sigan, lamentablemente, usándose) tantos utensilios bárbaros para corregir este problema tan frecuente: desde las terribles cadenas estranguladoras y collares de castigo (de púas), hasta los collares que administran descargas eléctricas e incluso pegar al perro para que se someta.
Prevenir es mejor que curar En el caso de los propietarios que no pudieron asistir a las clases de adiestramiento para cachorros o que no estuvieron en un cursillo que usara enfoques modernos y eficaces para el adiestramiento, el problema del perro que tira de la correa suele no resolverse y, a medida que el perro crece también lo hace el problema.Causa y efecto
Al igual que le explicará cualquier libro dedicado al adiestramiento, los perros tiran de la correa por distintas razones: entusiasmo por llegar al parque, seguir un rastro, querer llevar a su propietario a distintos lugares, inseguridad y querer llegar a sitios seguros lo antes posible... Algunos estiran sólo porque tienen algo contra lo que estirar: la presión del collar invita a la contrapresión, y al final todo se convierte en una batalla de fuerza por la simple razón, en primer lugar, de que el perro lleva una correa puesta.
Algunos de estos perros pasean tranquila y alegremente al lado de su propietario si no llevan una correa puesta, pero hay lugares donde no se puede evitar ir sin la correa (por razones legales o de seguridad), y aquí empiezan los problemas.
Algunos perros empiezan a tirar cuando quieren conocer a otros perros. Si les mantenemos sujetos pueden acabar frustrados, y si se frustran pueden empezar a enfadarse, especialmente porque se vuelen más competitivos cuando empiezan a crecer. Así, podemos acabar teniendo un perro agresivo y excitable, sencillamente porque nunca fue socializado correctamente ni se le enseñó a pasear tranquilamente con una correa puesta.
Se necesita ayuda Un buen adiestrador tiene un conjunto de ideas, técnicas y utensilios para enseñar al perro a pasear con la correa puesta de entre los que escogerá el método más adecuado. Pero esto sólo sucede después de que el propietario haya acudido a un buen adiestrador para obtener ayuda. Muchos propietarios no llegan tan lejos: algunos simplemente dejan que el problema perdure, no hacen nada por solucionarlo o se deshacen del perro para, frecuentemente, repetir todos estos problemas con su próxima mascota. Como por arte de magia... Apolo supone un típico ejemplo de un perro que tira fuerte de la correa. Queríamos probar un nuevo ronzal llamado Gentle Leader. Lo que obtuvimos al poner el Gentle Leader a Apolo fue una de esas transformaciones totales que se dan en ocasiones en algunos perros cuando sienten sus efectos: sencillamente, dejó de tirar de la correa y se tranquilizó. Se sentaba o se quedaba quieto de pie, nos prestaba atención y estaba atento a lo que sucedía a su alrededor. No intentaba ir a ningún sitio a no ser que le condujéramos, y en tal caso trotaba a nuestro lado como si nunca hubiera tirado de la correa en su vida.
Nosotros mismos seriamos los primeros en decir que esto era bastante raro, ya que a la mayoría de los perros les lleva algunos minutos acostumbrarse a llevar puesto el Gentle Leader, y algunos intentan quitárselo con la pata durante un rato antes de tranquilizarse. De hecho, siempre advertimos a los propietarios que se esperen alguna protesta mientras prueban cosas nuevas con su perro. Suele suceder que cuanto más se rebela un perro al principio, mejor lo acaba aceptando. Pero Apolo pareció tomarse el llevar puesto el Gentle Leader sencillamente como otra de las cosas de entre el surtido de las experiencias de la vida. Ahora veía la vida de otra forma y con nosotros, en lugar de a pesar de nosotros.
¿Cómo funciona? Todo había parecido tan fácil que casi daba un poco de vergüenza. Nos preguntamos, como hacemos frecuentemente, qué clase de loco era el que esperó, en los primeros tiempos, que los perros fueran paseados y adiestrados con un collar y no con un ronzal, cuando funciona tan bien con otros animales muy fuertes. Quienquiera que fuera hizo que la vida resultara mas difícil para los adiestradores caninos y los propietarios de perros.
Y, ¿cómo y porqué funcionó el Gentle Leader en el caso de Apolo?: como siempre, parecía deberse a la combinación de su triple efecto:
- Debido al lazo que rodea al hocico, el Gentle Leader controlaba y dirigía la cabeza de Apolo de la misa forma que hace cualquier otro ronzal con los caballos, toros, cabras, camellos, etc. Esto proporciona un grado de control mucho mejor y prácticamente no es necesario hacer fuerza en comparación con intentar dirigir, pasear o adiestrar a un perro con una correa y un collar. Algunos perros, como Apolo, parecen notar que son dirigidos y que no pueden tirar cuando llevan puesto un ronzal, por lo que dejan de intentarlo de inmediato. En el caso de otros, ya no hay nada en contra de lo que tirar en comparación con el batallar contra un collar o una cadena estranguladora (de castigo), por lo que el concepto de que la presión invita a la contrapresión se elimina. Para ser sincero, a la mayoría de los perros les lleva un rato acostumbrarse a la sensación de llevar algo puesto en la cara y al tener que renunciar a su capacidad de ir tirando. Pero normalmente solo es cuestión de unos momentos, y el proceso de aceptación puede acelerarse con una actitud positiva de recompensa y a la asociación entre llevar puesto el ronzal y la expectativa de recibir premios.
- La presión alrededor del morro provocada por el cómodo ajuste del lazo del hocico probablemente también tuvo un efecto psicológico canino natural sobre Apolo, como sucede en el caso de la mayoría de los perros que llevan puesto uno. Provoca una típica respuesta de relajación del mismo tipo que se da cuando los perros y los lobos cogen suavemente con la boca el hocico de los miembros jóvenes de su manada, o cuando los animales subordinados presentan su hocico para que un miembro de la manada de mayor edad o estatus lo coja con la boca. También se cree que el lazo que rodea al hocico ejerce presión sobre punto de acupresión de la cara del perro, estimulando una respuesta natural de relajación.
- El aro especial en forma de "D" doble del Gentle Leader, colocado cuidadosamente por encima de la nuez de Apolo, transfería, sin causar dolor, parte de la tensión a la nuca cuando intentaba tirar de la correa. Esto estimulaba una segunda respuesta de relajación natural que comienza en la etapa de cachorro: un cachorro se relaja automáticamente si su madre (o una persona) le cogen de la piel de la nuca, de forma que pueda ser transportado rápida y eficazmente, sin revolverse, quizás para alejarle de un peligro. Esta respuesta innata se mantiene, en cierto grado, en la mayoría de los perros adultos, como pasaba en el caso de Apolo, y ayudaba también a tranquilizarle. Con estos efectos naturales, que se pueden conseguir, sencillamente, poniendo al animal el Gentle Leader, no es sorprendente que un perro desobediente o uno que tira de la correa suela autocorregirse con este ronzal y se vuelva tranquilo y fácil de pasear al cabo de minutos (o, en este caso de segundos) de llevarlo puesto. Como mostró Apolo, el adiestramiento se convierte entonces en algo menos amedrentador, ya que el perro está más tranquilo y el propietario puede comunicarse mejor con él y motivar al animal. El Gentle Leader es también muy útil para el tratamiento de problemas del comportamiento más específicos, como la agresividad hacia otros perros.
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